Filosofía de lo transpersonal… la cuarta fuerza. (I Parte)

Frederick Nietzsche (1844 – 1900), ya dijo en su momento: “Dios ha muerto”. Era difícil el pensar que para el filósofo alemán no solo Dios había muerto, sino que también el hombre moriría con la entrada de la modernidad.  Y se crearía un “superhombre” nuevo, desbancando así, las ideas platónicas de la edad media y el antropocentrismo racionalista cartesiano. El problema del “cogito” era que implicaba prejuicios en torno a la naturaleza del lenguaje y sobre todo, también psicológicos, ya que se partía de la idea de que el lenguaje era fiel reflejo de la realidad, cuya estructura no era más que una proyección de las estructuras superpuestas del mundo. Y no era así.

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Inconsciente colectivo… de pandemias, mitos, religiones y miedos atávicos…

¿Qué relación puede existir entre los arcos iris que dibujan los niños en el confinamiento y su vinculación con el origen del COVID19?, simbología y mitología de los opuestos, a través del inconsciente colectivo. Respecto a este fenómeno conceptualizado por Carl Jung, tenemos que hacer referencia a las estructuras de la mente compartidas entre los miembros de la misma especie. Según Jung, lo inconsciente colectivo humano está poblado por instintos y arquetipos; símbolos universales como el self, el alma, la gran madre, el viejo sabio, que se corresponde con el mago, la sombra, el huérfano, el guerrero, el mártir,  el árbol de la vida y otros.

Ahora bien, personalmente como buen estudioso de Carl Gustav Jung (2002) y su psicología analítica, evolutiva y arquetípica. Y siguiendo este derrotero de pensamiento encontramos que el “Yo” (self) no sólo contiene el depósito y la totalidad de toda la vida pasada, sino que también es un punto de arranque. Es como el suelo fértil a partir del cual brotará toda vida futura. La premonición del futuro está tan claramente impresa en nuestros pensamientos más íntimos, como lo está el aspecto histórico. Estas imágenes se nos presentan como líneas indicadoras que nos muestran el camino, sin obligarnos a seguirlo. La vida no sigue líneas rectas, ni líneas cuyo curso puedan verse con gran antelación, ya que el inconsciente es atemporal y no sigue los patrones lineales del tiempo que nosotros percibimos. Cosa que yo personalmente he experimentado y he intelectualizado en algún que otro viaje iniciático; como por ejemplo en la práctica de la respiración holotrópica u holorénica para que se entienda mejor. E igual que yo entiéndase, lo han experimentado miles y miles de personas, unas de forma más consciente y otras menos.

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El trauma en el proceso de la concepción…

Cuando una pareja desean ser padres, se dan muchas circunstancias que hay que tener en cuenta. Sobre todo, en posibles perfiles traumáticos. Lo que quiero decir en este caso, es que posibles traumas paternos pueden generar traumas precoces en el feto de los que no existe prácticamente ningún recuerdo consciente por parte del bebé.

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El trauma y la identidad del “self” en los procesos migratorios…

El proceso identitario en el ser humano es un continuo. La mirada del “otro” y las múltiples identidades. Emigrar nos enfrenta con la capacidad de soportar la soledad. Partimos y comenzamos el “viaje del héroe”. Nos vemos obligados a  manejar las separaciones y los duelos. Dejamos nuestra tierra nuestra cultura nuestros seres queridos: padres, hermanos, parejas, hijos, amigos de la infancia.

Y a la vez tenemos la esperanza de crear nuevos vínculos en nuevas tierras y nuevas culturas. Aceptar de forma voluntaria o muchas veces a la fuerza nuevas realidades, conlleva pagar las facturas traumáticas que eso acarrea. Y para minimizar las mismas, necesitamos objetivos que nos simbolicen y que nos hagan desarrollar una continuidad en nuestro propio “self” en nuestra propia identidad, ya que si no nuestra estructura psíquica se puede romper con mucha facilidad.

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Memorias Colectivas… arquetipos.

Hemos visto en las últimas dos entradas, como funciona la memoria individual dentro del trauma y también cómo funcionan las memorias traumáticas familiares vinculadas al clan. Lo que sería para Jung el trauma intergeneracional, que se basa en la memoria proyectiva familiar somatizada, convirtiéndose en lo que en clínica somática se denomina el transgeneracional. Este transgeneracional no deja de ser la proyección traumática del inconsciente familiar que se encarga de transmitir y mantener activas las memorias traumáticas a través de conexiones neuronales tempranas y las transmite a través del genoma y del supuesto ADN “basura” con el fin de que el clan familiar pueda sobrevivir. Prácticamente este conjunto de sinapsis intergeneracionales se activa en el presente, produciendo conductas aprendidas por generaciones del pasado y que siguen siendo útiles o no, en función de que la memoria traumática familiar se duplique, se repare o se somatice a nivel patológico en el “aquí y ahora” de los descendientes del clan.

Podríamos inclusive decir que es este inconsciente familiar el encargado de brindar dichas conexiones a través de conceptos y símbolos que van mucho más allá de lo familiar y que son las memorias colectivas de la humanidad (también llamadas arquetipos). Estos arquetipos son los que para Jung conforman el inconsciente colectivo que cargamos con nosotros, y que hablan de nuestras experiencias; las de nuestros ancestros y las de la humanidad.

Cuando hablamos específicamente de nuestras memorias y de nuestras experiencias traumáticas, consideramos que estas proyecciones inconscientes distorsionan nuestras conductas en el presente, reviviendo sentimientos individuales de nuestras propias memorias traumáticas a través de nuestros flashbacks o memorias procedimentales desestructuradas a nivel espacio temporal, o a través de nuestras memorias procedimentales familiares que se encargan de duplicar o reparar aquellos traumas  que pertenecieron a nuestra familia de origen en el momento del trauma de nuestros ancestros. Sin embargo, los arquetipos colectivos no solo transmiten las experiencias traumáticas de generaciones pasadas, también transmiten los aprendizajes y las experiencias de la humanidad a lo largo de la historia que nos sirven para sobrevivir al trauma y poder transcender al mismo, iniciando nuestra evolución para sanarnos y para transformarnos a través de nuestros aprendizajes. Es lo que se denomina según Campbell (1970), “el Viaje del Héroe”. Continuar leyendo “Memorias Colectivas… arquetipos.”