Vergüenza vs Coraje…

¿Quién no ha sentido vergüenza o culpa, alguna vez en la vida? Sabemos que estos afectos más que emociones, están ligados a las conductas prosociales. La vergüenza (no ser…) solo aparece ante la mirada del “otro”, ante alguien que nos puede juzgar o ante quien deseamos aparecer como válidos y excepcionales. La culpa por el contrario (no hacer…) aparece ante nuestra propia mirada.

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Miedo: emoción vs constructo social…

El “miedo” conceptualmente lo podemos definir como una respuesta emocional puntual, normal y necesaria como proceso adaptativo en el desarrollo del ser humano. Aunque también puede ser una respuesta condicionada, que se gestiona a través del aprendizaje respecto a estímulos percibidos como aversivos.

Sin embargo, lo que denominamos “fobia” (del griego “fobos” pánico) no es una emoción, sino una sensación intensa, persistente en el tiempo y desproporcionada ante una posible situación u objeto que no representa un peligro real. La cronificación en el tiempo hace que la fobia sea desadaptativa y patológica, implicando un malestar importante en la persona que la sufre, al contrario que el miedo.

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Proyectivos, ¿validez científica?…

Dentro de los test proyectivos uno de los más conocidos es la prueba de Rorschach, técnica evaluativa que consiste en leer manchas de tinta abstractas; donde el sujeto ha de interpretar figuras, sombras, claroscuros, formas, detalles, colores y movimiento, etc. Otro test parecido es el de Zulliger o llamado también TEST-Z. Y otro menos conocido que estos dos anteriores es el TAT (test de apercepción temática) de Henrry Murray. Donde aparecen láminas con escenas que dan lugar a que el sujeto construya una narrativa, de sucesos de acción: pasado, presente, futuro.

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Las cinco heridas emocionales en la infancia…

Los seres humanos aprendemos a interpretar el mundo que nos rodea en nuestros primeros años de vida a través de la subjetividad de lo que percibimos. En nuestra particular interpretación de la realidad influye el entorno, la familia, el contexto socioeconómico y cultural, las experiencias vitales, nuestra forma de ser y la socialización primaria. Todos tenemos un pasado. Y aunque este ya no exista, las experiencias “traumáticas” vividas en la infancia marcan nuestro carácter, dejando su huella en él.

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