La música ha sido parte integral de la cultura humana desde tiempos inmemoriales. No solo es una forma de expresión artística, sino que también tiene profundos efectos en el cerebro y el cuerpo.
La neurociencia y el estudio del sistema nervioso, ha proporcionado fascinantes “insights” sobre cómo la música puede moldear nuestra mente y cuerpo. En este post, exploraremos cómo el aprendizaje de un instrumento musical, específicamente la batería, está relacionado con la estructura y función del cuerpo calloso en el cerebro.
El cuerpo calloso es una estructura de fibras nerviosas que conecta los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. Actúa como un puente que permite la comunicación entre ambos lados, facilitando la integración de información sensorial, motora y cognitiva. Su morfología y función son cruciales para una amplia gama de actividades cognitivas y motoras.
El cuerpo calloso varía en tamaño y forma entre individuos, y estas variaciones pueden influir en diferentes capacidades cognitivas y motoras. Está compuesto por aproximadamente doscientos millones de axones, que son las fibras nerviosas que transmiten señales entre las neuronas. Este “puente” es esencial para la coordinación de movimientos y la integración de funciones cognitivas complejas, como el lenguaje y la percepción viso espacial.
Aprender a tocar la batería, dentro de la música, es una de las tareas más complejas desde el punto de vista neurocognitivo y motor. La batería requiere el uso simultáneo de ambas manos para tocar con las baquetas, los tombs, la caja, el tambor de suelo y los platillos. Y de los dos pies, cada uno de ellos realizando movimientos independientes pero coordinados, tocando los pedales: izquierdo del hit hat y derecho del bombo. Lo que demanda una intensa comunicación interhemisférica.
Estudios neurocientíficos han demostrado que los bateristas suelen tener un cuerpo calloso más desarrollado en comparación con personas que no tocan instrumentos musicales. Esto se debe a la necesidad constante de coordinación y comunicación entre los hemisferios cerebrales. La práctica regular de la batería fortalece las conexiones entre ambos hemisferios, aumentando la densidad de axones en el cuerpo calloso.
Coordinación Motora: Tocar la batería mejora significativamente la coordinación motora. Los bateristas deben desarrollar la habilidad de mover sus extremidades de manera independiente y precisa, lo que refuerza las conexiones neuronales en el cuerpo calloso. Potenciando el lóbulo parietal o sensoriomotor, ajuste táctil de manos respecto al golpe de baqueta a todos los componentes de la batería, lo que sería el volumen.
Procesamiento Rítmico y Temporal: La batería exige un alto nivel de precisión en el tiempo, lo que mejora las habilidades de procesamiento temporal del cerebro. Estas habilidades no solo son cruciales para la música, sino que también tiene beneficios en otras áreas, como la resolución de problemas y la planificación. La batería potencia los lóbulos temporales: audición, ritmo y compás y el lóbulo occipital: ajuste viso espacial y coordinación de manos y pies respecto a los lados derecho e izquierdo de la batería y sus componentes.
Multitarea y Atención: La capacidad de los bateristas para manejar múltiples tareas simultáneamente mejora sus habilidades de atención y multitarea. La práctica regular ayuda a desarrollar una mayor capacidad para dividir y enfocar la atención en diferentes estímulos de manera efectiva. Potenciando así el lóbulo frontal vinculado con la memoria: conteo de compases (corcheas, semicorcheas), transiciones de marcha, “stickings” que son combinaciones de mano con las baquetas etc. En definitiva, comprensión musical.
Partituras de Batería y Lateralización Hemisférica
La lectura de partituras de batería introduce una dimensión adicional de complejidad que involucra la lateralización hemisférica, es decir, la especialización de cada hemisferio cerebral en diferentes funciones.
Las partituras de batería son únicas porque, a diferencia de las partituras de instrumentos melódicos (con notas musicales y escalas: do, re, mi etc.), en la batería solo se representan patrones rítmicos en lugar de notas específicas. Cada línea y símbolo en la partitura corresponde a una parte diferente de la batería (bombo, caja, hi-hat, etc.) y a un ritmo particular (corchea, semicorchea etc.) que debe ser ejecutado por una extremidad específica.
Hemisferio Izquierdo: Generalmente se asocia con el procesamiento lógico y secuencial, habilidades verbales y el análisis detallado. Durante la lectura de partituras, el hemisferio izquierdo se encarga de interpretar y decodificar los símbolos en la partitura, transformándolos en instrucciones motrices.
Hemisferio Derecho: Está más involucrado en el procesamiento viso espacial y la percepción global. En la interpretación de la batería, el hemisferio derecho contribuye a la percepción del ritmo y la sincronización global de los movimientos. Por eso resulta muy difícil a los principiantes leer una partitura y tocar según se lee. Por tanto, la batería requiere la Integración y coordinación hemisférica.
La batería requiere la integración de ambos hemisferios. Mientras el hemisferio izquierdo descifra la partitura y genera la secuencia de movimientos, el hemisferio derecho asegura que estos movimientos se sincronicen correctamente en el tiempo y se ejecuten de manera fluida. Esta necesidad de cooperación interhemisférica fortalece el cuerpo calloso, mejorando la eficiencia y la rapidez de la comunicación entre ambos lados del cerebro.
La conexión entre la neurociencia y la música, especialmente en el contexto de aprender a tocar la batería, ofrece, como decía anteriormente, fascinantes “insights” sobre cómo nuestras actividades pueden moldear la estructura y función de nuestro cerebro. El cuerpo calloso, como puente esencial entre los hemisferios cerebrales, se fortalece y desarrolla a través de la práctica musical, llevando a mejoras en la coordinación motora, el procesamiento temporal y las habilidades de multitarea. Así, la música no solo enriquece nuestra alma, sino que también afina nuestro cerebro, subrayando la poderosa interacción entre arte y ciencia.
En resumen, el estudio de la neurociencia y la música revela cómo actividades aparentemente simples pueden tener profundos efectos en nuestra estructura cerebral y habilidades cognitivas. Así que, si estás considerando aprender a tocar la batería, ¡adelante! Estás a punto de embarcarte en un viaje que beneficiará tanto tu mente como tu cuerpo.