Terapias Psicodinámicas y psicoanálisis…

En psicoterapia el término psicodinámico hace referencia a aquellos modelos en los que el conflicto intrapsíquico tiene un papel central en el inconsciente. Un aspecto fundamental de las terapias psicodinámicas, es que éstas se centran en el pasado. El modelo con mayor relevancia histórica es el psicoanálisis de Sigmund Freud (1856-1939), aunque la psicodinámica abarca también la psicología individual de Alfred Adler (1870-1937) y la psicología analítica de Carl Gustav Jung (1875-1961).

El psicoanálisis fue creado por Freud. Y su obra fue influenciada sobre todo por Fechner (1801-1887), creador de la psicofísica, del que aprovechó su concepto de umbral para elaborar el concepto de censura; también fue influenciada por Brucke (1819-1892) y T. Meynert (1833-1892), fisiólogos y maestros de Freud, de los que recoge conceptos como el de los procesos primarios y secundarios. Más tarde Brentano (1838-1917) inspiró a Freud en la teoría del concepto del yo, como función autónoma. Y Freud también fue influenciado por el desarrolló del método hipnótico y catártico de Josef Breuer (1842-1925). Quien fue en parte su mentor y colaborador en los trabajos de la histeria desarrollados juntamente con Jean Martin Charcot (1825 – 1893) en Salpetriere.

Los procesos psicodinámicos están afianzados en las experiencias infantiles. Experiencias que son claves para resolver los procesos del inconsciente, que a través del psicoanálisis, se le da luz con el fin de aumentar la autoconciencia y entender como el pasado puede influir en el presente del paciente. Los terapeutas psicodinámicos creen que nuestra mente inconsciente suprime los sentimientos dolorosos, utilizando defensas como, por ejemplo la negación y las proyecciones. Aunque estas defensas son mecánicas y pueden resultar beneficiosas a corto plazo, a largo plazo suelen ser dañinas y evitan que nos enfrentemos a situaciones difíciles y les pongamos solución.

Etapas en la obra de Freud, según (Feixas y Miró, 1993).

  • La etapa pre fundacional (1886-1895): Freud clasifica aquí las neurosis y busca un método de tratamiento para las mismas. En esta época son relevantes sus obras: “Los estudios sobre la histeria” (1895) y “Proyecto de una psicología científica para neurólogos (1895, obra que no llegó a publicar en vida). En estas obras desarrolla un modelo causal de las histerias basado en las experiencias traumáticas del sujeto que quedan a nivel inconsciente y desarrolla una teoría de los procesos psíquicos como energía que circula por determinadas estructuras cerebrales.
  • La etapa fundacional (1895-1895): Los rasgos sobresalientes de esta etapa en Freud, son el desarrollo del método de la asociación libre y el abandono de la teoría de las experiencias traumáticas (seducción infantil). El método de la asociación libre lo comenzó a utilizar con él mismo (autoanálisis) y le sirvió para descubrir sus deseos incestuosos hacia su madre, que formuló como Complejo de Edipo y que extendió como fenómeno universal de forma errónea. Posteriormente Freud se arrepentiría de abandonar esas teorías del trauma infantil, muy vinculadas a la obra de Pierre Janet (1859 – 1947), de las cuales posteriormente saldrían estudios muy concluyentes respectos al abuso infantil por adultos y el análisis del trauma y la disociación.
  • La etapa de la Psicología del Ello (1900-1914). Se fundamenta en el concepto de libido, que sirve como base a la teoría psicoanalítica. Por libido se entiende la fuente de energía del psiquismo, la pulsión sexual (aunque no limitada a lo genital), que puede reprimirse, descargarse, sublimarse, etc. Las transformaciones de la libido regulan la elección del objeto (relaciones personales) y la formación del carácter o estructura psíquica. A esta época pertenece “La interpretación de los sueños” (1900), “Psicoterapia de la vida cotidiana” (1904) y “Tres ensayos sobre teoría sexual” (1905). Freud aquí concibe las neurosis como resultado de una regresión o fijación en el desarrollo psicosexual. Elabora la noción de Inconsciente en una primera teoría (primera tópica), vinculando los sueños como realizaciones inconscientes de los deseos. En esta primera tópica, Freud describe la estructura mental en consciente, preconsciente e inconsciente. También desarrolla la descripción de los mecanismos de defensa y la diferencia psicosexual estructural entre hombre y mujer. Desde el punto de vista terapéutico Freud desarrolla el análisis de los sueños con el método de la asociación libre.
  • La etapa de la Psicología del Yo (1914-1939). En esta fase Freud, desarrolla su segunda teoría de la estructura mental (segunda tópica) que se organiza como fuerzas psíquicas en conflictos entre el Ello, el Yo y el Superyó. También introduce en las pulsiones de la libido el concepto de pulsión de muerte (Tanatos), este concepto lo retomaria Freud, de la idea original de una de sus alumnas más aventajadas, Sabina Spielrein (1885-1942), la cual fue a su vez amante de Jung y una gran psicoanalista. A esta época pertenecen las obras: “Introducción a la metapsicológica” (1915),”Mas allá del principio de placer”(1920) y “El Ego y el Id”(1924). A partir de este momento el Yo se sitúa en el centro del trabajo psicoanalítico, y el psicoanálisis se dirige a aliviar al yo de las presiones tanto del ello como del superyó.

Los principales disidentes del psicoanálisis freudiano (Adler y Jung) habían formado parte de este movimiento, pero se apartaron del mismo y desarrollaron sus propios modelos psicológicos y psicoterapéuticos. Adler (1870-1937) desarrolla su psicología individual centrada en el sentimiento de inferioridad y su compensación, proponiendo un método terapéutico más directivo centrado en la corrección de actitudes inconscientes disfuncionales y es el fundador de las primeras clínicas de trabajo psicológico con problemas infantiles. Jung (1875-1961) desarrolla su concepto de inconsciente colectivo que le lleva a analizar las estructuras inconscientes comunes en las culturas primitivas, y sobre todo en las religiones, desarrollando desde aquí el principio de la psicología arquetipal y el proceso de individuación, no solo en psicología, sino también en antropología y sociología.

Notemos, sin embargo, que Freud no puede ser tachado de panerotismo, pues acepta dos principios: el del placer y el de la muerte. Adler ve en la voluntad de poder el principal motor de las iniciativas del hombre. Jung, por el contrario, se refiere a una energía psíquica, indiferenciada inicialmente, que invade todos los niveles psíquicos según la edad y evolución de la persona. Desde entonces, otros discípulos de Freud han defendido teorías más o menos divergentes.

El psicoanálisis actual se caracteriza por el desarrollo de siete corrientes o líneas de pensamiento: Una primera línea en la que se propugna el Yo como estructura en gran parte autónoma del psiquismo, vinculado a las relaciones objétales (interpersonales e intrapsíquicas). Dentro de la Psicología del Yo y de las relaciones objétales destacan: Sullivan, Hartan, Rapador, Ana Freud, Otto Rank etc. Y por otra parte el psicoanálisis también se fundamenta en el papel de las experiencias tempranas dentro del funcionamiento de la personalidad, aquí destacan autores como M. Klein, Mahler y J. Bowlby. Una tercera línea, más clínica intenta aplicar el psicoanálisis a otras patologías distintas a la neurosis como las psicosis y los trastornos de personalidad, aquí destacan autores como Fromm, Recaman, Sullivan, Chut y Cerner. Una cuarta línea destaca el papel de los aspectos psicosociales en el desarrollo de las estructuras inconscientes con autores como Sullivan, Fromm, Erikson, etc. Una quinta línea, muy relevante para la psicoterapia, aplica formas breves de psicoterapia psicoanalítica basadas en la investigación con autores como Mann, Sifones, Mallan, Davalo o Stripper. Otra sexta línea retoma el psicoanálisis en un intento de volver a sus fuentes a partir de la obra de Lacan y su tesis del Inconsciente estructurado como lenguaje. Por último, una séptima línea más actual, intenta acercar el psicoanálisis a los modelos de la psicología cognitiva de Beck, vinculada a autores como: Peterfreund, Volví, Arieta, etc.

Se suele definir el psicoanálisis desde cuatro niveles (Laplanche y Pontalis, 1968; Baker, 1985)

  • Un método de investigación de los significados mentales inconscientes.
  • Un método de psicoterapia basado en la interpretación de las relaciones transferenciales, resistencia y deseos inconscientes.
  • Un conjunto de teorías psicológicas sobre el funcionamiento de la mente (metapsicológica) y teoría clínica sobre los trastornos mentales y su tratamiento.
  • Un enfoque filosófico o general para entender los procesos de las culturas y la actividad social.

Los conceptos fundamentales del psicoanálisis se formulan a través de los cinco modelos que Freud desarrolló sobre la actividad psíquica: el modelo topográfico, el modelo económico, el modelo dinámico, el modelo genético y el modelo estructural.

  • Modelo Topográfico: Pertenece a la etapa de fundación del psicoanálisis. Freud en esta época distinguía tres niveles de conciencia: El Inconsciente, gobernado por los procesos primarios(ilógicos e intemporales) que contiene los recuerdos, imágenes, sentimientos y deseos no accesibles a la conciencia; El Pre consciente que intermedia entre el inconsciente y el consciente, donde pueden acceder ciertos contenidos, y el Consciente, gobernado por los procesos secundarios (lógicos y racionales), que se identifican en gran parte con el Yo y con el principio de realidad (ajuste al entorno).
  • Modelo Dinámico: Desde esta perspectiva, según Freud, los fenómenos mentales son el resultado de fuerzas en conflicto. El conflicto surge de una oposición entre las fuerzas instintivas, o deseos sexuales y agresivos inconscientes, las defensas, en gran parte inconsciente, derivado del Yo, y los principios normativos o morales del individuo consciente e inconsciente. El síntoma es una “solución de compromiso” para resolver ese conflicto, y en el mismo está contenido entre las tres fuerzas.
  • Modelo Económico: Se ocupa de los procesos energéticos que regulan la actividad mental. Esos procesos son el principio de placer (satisfacción) y el de realidad (adaptación al entorno). La libido es la fuente energética guiada por el principio de placer que conlleva el proceso primario de libre circulación y descarga de la propia energía. El principio de realidad hace que la energía libidinal quede ligada a un objeto (relación de catibia) para su descarga o satisfacción.
  • Modelo Genético: Se ocupa del desarrollo evolutivo del sujeto, en concreto de sus procesos inconscientes. A este proceso evolutivo se le denomina desarrollo psicosexual que va progresando en fases; fases que pueden alterase por exceso o defecto de gratificación (nociones de fijación o regresión a una fase). La fase inicial, que ocupa el primer año es la “oral” relacionada con las actividades de succión y chupar y con la zona erógena de la boca: Los comportamientos adultos de fumar, beber, etc. se relacionarían con ella. Le sigue la fase “anal”, segundo año, donde el centro de gratificación es la zona anal y las actividades de retención y expulsión de heces. La fijación en esta fase produciría síntomas como el estreñimiento, enuresis, o rasgos de conducta como la avaricia o el despilfarro. La tercera etapa, la “fálica”, entre los tres y cinco años, se relaciona con la zona erógena de los genitales, y la superación de la misma se relaciona con la resolución del “Complejo de Edipo”. La última fase es la fase “genital” que se relaciona con la capacidad orgásmica y actividades de recepción y expresión de sensaciones sexuales y afectivas agradables.
  • Modelo Estructural: Pertenece a la última etapa de la producción de Freud. Se distinguen tres estructuras mentales: El Ello (Id) que es la fuente de la energía mental, de los deseos e instintos básicos no normativizados culturalmente de origen inconsciente; El Superyó (Supe ego) derivado de los valores normativos y morales de la cultura transmitidos familiarmente, y el Yo (Ego), situado entre los dos anteriores y que tiene por misión mediar entre los dos anteriores (entre los deseos inconscientes y las normas que los restringen) así como con el medio externo. El Ello es totalmente inconsciente, el Yo es en parte consciente y en parte inconsciente, y el Superyó es también parcialmente consciente e inconsciente (normas interiorizadas en la primera infancia).

El método terapéutico básico del psicoanálisis clásico se basa en tres procesos fundamentales: La Asociación Libre, El Análisis de los fenómenos de Transferencia y Contratransferencia y el Análisis de la Resistencia. Al análisis de estos procesos le acompañan unos elementos de encuadre o reglas de trabajo para el paciente (Regla básica de la Asociación, Regla de Abstinencia y Regla de la Atención Flotante).

La asociación libre consiste en que el paciente debe de expresar todos sus pensamientos, sentimientos, fantasías y producciones mentales en general, según le vayan surgiendo en su cabeza y sentimientos sin exclusiones o restricciones algunas. A veces el analista insta al paciente a ir asociando a partir de los elementos que el propio paciente ha generado en su propio discurso.

El analista se abstiene de responder a demandas específicas del paciente como el consuelo, la simpatía o el consejo, y hace de pantalla o espejo en blanco que proyecta el discurso desplegado por el propio paciente (regla de la abstinencia). Además, el analista no debe de dar prioridad inicialmente a ningún componente del discurso del paciente, manteniendo una atención de neutralidad e importancia homogénea hacia todos los elementos del discurso del paciente (regla de atención flotante).

Con estas reglas, del paciente y terapeuta, se facilita que se produzca una relación transferencial. El paciente proyecta o desplaza sobre el analista aspectos cruciales con figuras importantes de su historia vital (por lo general los padres). La reexperimentación del paciente de esos aspectos conflictivos e inconscientes (transferencia) de la relación con sus progenitores, proyectadas sobre el analista, que no reacciona punitivamente ni iatrogénicamente ante el paciente, y le permite desplegar su discurso hacia aspectos más inconscientes (que se van haciendo más conscientes), junto con el análisis y la interpretación de esos fenómenos se le denomina Análisis de la Transferencia.

Por otro lado, el terapeuta, aunque este analizado, puede experimentar reacciones emocionales hacia el paciente, que a nivel inconsciente suele reproducir los roles complementarios punitivos o de satisfacción de sus progenitores. Estas se denominan reacciones contra transferenciales. El análisis y la supervisión del propio terapeuta le ayudan a estar atento a estas reacciones, como le proporcionan una valiosa fuente de información para la terapia, y a su manejo adecuado.

Sin embargo, los pacientes suelen utilizar una variedad de maniobras conscientes e inconscientes para manejar su propia ansiedad y conflicto y para evadir su trabajo terapéutico de libre asociación (Resistencias). La detección de esas maniobras y su interpretación adecuada constituye el Análisis de las Resistencias. Este último trabajo terapéutico es crucial para el desarrollo del análisis que suele desarrollarse por lo general, en el transcurso de varios años en el psicoanálisis clásico.

En las versiones breves de la terapia psicoanalítica (psicoterapias breves psicoanalíticas) se enfatiza la selección de conflictos a abordar, un rol más directivo del terapeuta, un periodo breve a veces preestablecido de sesiones, y la consecución de determinados objetivos. Estas últimas terapias por lo general reciben el rechazo absoluto de los analistas clásicos. Sus defensores sin embargo enfatizan que sus resultados y aplicación son iguales o superiores al largo proceso psicoanalítico tradicional (Strupp, Malan, Sifneos, etc).

Jacques Lacan (1901-1981) desarrolla una teoría del sujeto que supone un retorno radical a Freud a través de su formulación del inconsciente estructurado como un lenguaje. En (Lacan, 1974).

El psicoanálisis de la I.P.A (Asociación Psicoanalítica Internacional), según Lacan, se había alejado de los postulados freudianos a través de las teorías del yo. Postulaban el “yo autónomo” frente al inconsciente, con el riesgo de acercarse a las teorías psicológicas no psicoanalíticas; y a las formulaciones neo freudianas que postulaban una etiología sociocultural de los trastornos mentales.

Se trata de volver a Freud de manera radical y afirmar que el yo, no es el sujeto. El sujeto está dividido entre el yo (lo consciente) y el “Otro” con mayúsculas (el inconsciente). Esa división se debe al efecto del lenguaje. En contra de la tradición filosófica racionalista y empirista que sitúan al yo como centro racional o verificador de la experiencia, Lacan afirma: “Yo pienso donde no estoy; yo estoy donde no pienso”, en contraposición a la dualidad cartesiana. El lugar del sujeto de la consciencia no es el lugar del sujeto del inconsciente. El ser no está en la conciencia, sino en el inconsciente del “Otro”.

Según Lacan, el inconsciente se estructura mediante tres registros: lo imaginario, lo simbólico y lo real que se interrelacionan entre sí, (Nudo Borromeo que consiste en la topología combinatoria).

  • Lo imaginario hace referencia a las identificaciones del sujeto con una serie de imágenes. El estadio del espejo, donde el niño ve por primera vez su imagen en el espejo, va a permitirle y confundirle en un primer momento, diferenciar su propio cuerpo del de otros. La relación afectiva posterior del sujeto con otros va a vincularse a la propia relación entre el mismo y sus imágenes de identificación.
  • Lo simbólico hace referencia a la entrada del lenguaje en la formulación de lo inconsciente. Nombrando su experiencia, dándole palabras, se sustituye el objeto por su representación simbólica. El objeto primordial que se sustituye es la ausencia de la madre. Su ausencia indica que ella desea en otra parte (hacia el padre). Esa ausencia va ligada al deseo del niño por su madre que se reprime mediante los significantes lingüísticos que se encadenan unos a otros. La cadena de significantes genera a su vez la metáfora. La metáfora genera una sustitución de unos significantes por otros, hasta el significante primero: el deseo de la madre. La metáfora del nombre del padre sustituirá al deseo de la madre. Esta representa que la madre desea el falo del padre, y al mismo tiempo una barrera para con el deseo de la madre para con el niño.
  • Lo real hace referencia a lo que escapa a la simbolización del lenguaje. La distinción entre el objeto real deseado y los objetos sustitutivos simbolizados definen también el lugar de lo real.

En resumen, la constitución del sujeto (que no es el yo consciente), aparece con un sujeto que paga un precio: de un lado su división (vía represión) y por otro la pérdida que supone, la renuncia al objeto primordial.

También Lacan introduje en el aspecto terapéutico del psicoanálisis “las sesiones de duración variable”, (corte lacaniano).  El tiempo del inconsciente no es el tiempo del reloj, y por lo tanto esto afecta a la duración de la sesión psicoanalítica. El paciente no sabe cuánto durará su sesión, ya que esta puede ser interrumpida en cualquier momento por el analista como ocasión para que surja el deseo inconsciente. La sesión se centra en el desarrollo de la cadena de significantes, a través de la asociación libre y las reglas terapéuticas. Ello permitirá, no sin grandes dificultades resistenciales, que el inconsciente actué como un lenguaje.

Bibliografía:

Baker, N.J. (1985) “Reminiscing in group therapy for self-worth” Ed: Journal for gerontological nursing, num 11, pp.21-24

Feixas, G. Miró, MT (1993) “Aproximaciones a la psicoterapia: Una introducción a los tratamientos psicológicos” Ed. Grupo Planeta GBS. Barcelona.

Lacan, J. (1974). El Seminario R.S.I. En Ornicar Revista del Campo Freudiano de París.

Laplanche, J. & Pontalis, JB. (1968) “Vocabulaire de la psychanalyse”, Ed: Presses Universitaire de France, Paris, 1968.

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